MI POESIA



MADRE

Me extiendes en tus brazos,
para bañarme con tu bendición y sollozos,
y tu gracia llena mi trajinar
para que no tropiecen mis lágrimas.
Soy tu voz desnuda
y el cansancio de mis pasos,
bajo el llanto del invierno
y el resplandor de mis abuelos.

Con tus manos benditas,
moldeaste mi alma y la de mis hermanos
nos protegiste de la nostalgia
y de la tarde pálida de la infancia.

Cada día me renueva tu caridad
tu dulce regazo maternal...
cuan pequeño soy... a tanta altura,
yo no puedo aspirar.

Tus recuerdos y consejos
llevo por la vera escabrosa
a medida que avanzo fatigado
evoco tu imagen sacrosanta,

¡Pido a Dios crear una gloria,
porque lo necesito para ti!
¡Madrecita adorada!




POEMA 36

A la luz de tus ojos claros
sigo el camino de tu voz
que dejaste en mis sueños,
y allí estas creciendo, pura y perfecta.
Una suave brisa nos envuelve
en la playa solitaria de la vida,
y nuestras miradas se anudan
como notas en armoniosa melodía.

Quiero abrir mis ventanas
para que entre tu luz a mi alma
y antes de quemar mis sueños de otoño
quiero cantarlo con mi lira.

Este amor no está en nuestros labios,
tampoco está en nuestras manos,
todo este amor se guarda como latido
bajo la sangre pura de nuestras miradas.

Nuestros ojos esperan quedarse juntos,
mirándose fuera de sus espacios,
no como dos mundos, sino como un lucero
para que alumbre en la noche negra
a un pasado que aún nos separa.

Tienes en tu alma el rocío
como la nieve en tu piel lozana,
y en la playa secreta de tus ilusiones
elevo un canto de alegría
por haberte conocido...

No hay comentarios: